jueves, 6 de marzo de 2008

Enrique Pérez

Por Esto Mi Tristeza


En la madrugada,
cuando los trenes de la niebla
pasan llenos de niños dormidos,
cuando hay alguien que muere de palidez
y se quedan laxos los músculos del corazón;
Cuando la angustia enraíza nuestros pies

y las calles trajinadas queman sus últimas tristezas;
cuando se aplana todo sobre mí y sobre ti,
entonces yo diré mi tristeza de siempre.
Desgarrará mi alma, turbia de noche,
un primer rayo de sol: y el instante
temblará su ternura. Tu serás...

Tu serás como entonces, una frágil memoria
de traslucidas manos;
yo intentaré todos los raptos propios de los cuentos
llevándote blanca, laxa y doblada entre mis brazos
de niebla.

¿Por qué mi sonrisa patética? Camino
sueño arriba, hasta llegar a aquella cima
tuya, tan de ti. Pienso que nada es nada;
Que nada es forma y color. Que tu mano
es aquella música vaga; que tu rostro
es aquel vuelo circunvolante de ave
sobre la isla de mi sueño;

que tu voz es el lirio muerto de mi adolescencia.

Quizás hayan hecho tu vestido de aquel grito de júbilo
que fue mi anunciación primera;
que tu cabello...
Por esto ahora mi tristeza de siempre.



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